domingo, 31 de julio de 2011

Todo puede decirse...

...siempre que se sepa decir. Siempre que se ame lo suficiente a la verdad y a la persona a quien se la decimos, que se embardune de caridad y de cortesía... es tan importante el modo en que se dice la verdad como la verdad misma. Y puede asegurarse que de cada diez veces que una verdad es rechazada, tal vez dos o tres lo sea porque quien la escucha no quiere recibirla, pero ocho al menos lo es porque quien la dice trata de imponerla por la fuerza o de manejarla sin el suficiente amor. Una verdad tiene que encontrar el "momento" para ser dicha; el "tono" en que es servida; el "tiempo" necesario para dejarla que madure en el alma del oyente; la "sonrisa" que le sirva de introducción... hay que atreverse a decir la verdad entera, es decir, sin añadirle el placer de hacer daño. Porque si lo que queremos con nuestras razones es aplastar, imponer, demostrar qué listos somos, ¿qué esperanza tendremos de que alguien nos abra las puertas de su comprensión?" Martín Descalzo

martes, 19 de julio de 2011

La Loba (continuación)



Todos iniciamos nuestra andadura como un saco de huesos perdido en algún
lugar del desierto, un esqueleto desmontado, oculto bajo la arena. Nuestra
misión es recuperar las distintas piezas. Un proceso muy minucioso que conviene
llevar a cabo cuando las sombras son apropiadas, pues hay que buscar mucho.
La Loba nos enseña lo que tenemos que buscar, la fuerza indestructible de la vida,
los huesos.
La tarea de La Loba se podría considerar un cuento milagro, pues nos
muestra lo que puede ser beneficioso para el alma. Es un cuento de resurrección
acerca de la conexión subterránea con la Mujer Salvaje. Nos promete que, si cantamos
la canción, podremos conjurar los restos psíquicos del alma salvaje y devolverle
su forma vital por medio de nuestro canto.
La Loba canta sobre los huesos que ha recogido. Cantar significa utilizar la
voz del alma. Significa decir la verdad acerca del propio Poder y la propia necesidad,
infundir alma a lo que está enfermo o necesita recuperarse. Y eso se hace
descendiendo a las mayores profundidades del amor y del sentimiento hasta conseguir
que el deseo de relación con el Yo salvaje se desborde para poder hablar
con la propia alma desde este estado de ánimo. Eso es cantar sobre los huesos.
No podemos cometer el error de intentar obtener de un amante este gran sentimiento
de amor, pues el esfuerzo femenino de descubrir y cantar el himno de la
creación es una tarea solitaria, una tarea que se cumple en el desierto de la psique.
C l a r i s s a P i n k o l a E s t é s
M u j e r e s  q u e  c o r r e n  c o n  l o s  l o b o s
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