lunes, 28 de agosto de 2017

La parábola de los lobos

Un viejo indio se encontraba una noche compartiendo con su nieto parte de su sabiduría. El niño lo escuchaba maravillado, cargado de orgullo y respeto por todo lo que su abuelo conocía. 
Siempre pasaban tiempo juntos. Pero aquel sería un día importante para el pequeño, pues aprendería una lección que jamás olvidaría. 

– Toda persona libra una lucha constante en su interior: una terrible pelea entre dos lobos – comenzó el viejo indio.
– ¿Dos lobos? – preguntó con curiosidad genuina el pequeño
– Dos. Uno es el mal. Es el miedo, la ira, la envidia, el resentimiento, el orgullo, la codicia, el ego, la mezquindad, la arrogancia, la autocompasión y la culpa. Pero el otro lobo es bueno. ¡Es alegría, paz, amor, esperanza, bondad, generosidad, verdad y fe! – le explicó el mayor.
– Y… ¿qué lobo gana, abuelo? – Le preguntó el muchacho, con los ojos llenos de emoción.
– Siempre ganará el lobo que tú decidas alimentar…

lunes, 27 de junio de 2016

¿Y por qué no 10?


Mi generación fue educada a nivel académico, con esta pregunta. No lo digo yo sola, sino muchos de mis pares. Llegabas a casa, a lo mejor con un 9, pero no era 10!!! Quiero entender que nuestros padres, buscaban dejarnos bien parados en la vida, con un “título”, pero detrás de esa buena intención, se escondía una exigencia muy alta, donde no se tenía en cuenta, que sentías, como lo hacías, cuánto tiempo tenías que relegar de juegos, etc..   El 10 es la vara para ver si servís o no servís.
Ya de adultos, algunos aprendimos que sentir te humaniza, que descansar es necesario, que recrearse es un placer, que no ser 10, está buenísimo.
¿Por qué? Porque el 10 es narcisista, intolerante, insensible, rígido, competitivo.
Yo creo que eso, lo tenemos muy metido. Sino ganamos, sino tenemos éxito, sino sos el mejor, no servís.  Los procesos, lo que aprendiste mientras tanto, no sirve, sólo el resultado final.
A eso, sumemos que nuestra nación, es hija de caudillos. Parece que ese es nuestro “nacimiento”. Si alguien no nos lidera, nos sentimos huérfanos. Con lo cual, nuestra  hermandad es analfabeta de solidaridad, de comprensión, de tolerancia. Por qué, en verdad, esa frase del Martin Fierro, que dice: “los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, y si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”, sigue siendo tan exigente como el 10, “sean unidos, no peleen, no discutan, no piensen diferente…”. Es un mandato, pero como se llega, no está claro el “cómo”.
La unidad, nace de las diferencias, de lo distinto a mí, de lo que no es como yo. Unidad no es uniformidad.
Todo esto me lo confirmó este último campeonato de futbol. No ganamos la copa, no somos 10. Cuando algo no se da como nosotros queremos, pataleamos, nos enojamos, echamos culpas.
 ¿ Será que tendremos que aprender otra cosa, que no sea el 10?
Y por qué no 10 en comprensión, tolerancia, solidaridad?
La vida siempre crece, para dónde te lleva es todo un arte descubrirlo, y eso, no te lo enseñan los libros ni el éxito ni el dinero, ni la copa!!!.
Porque en realidad, todos somos UNO!!
MÓNICA