El miedo suele ser la razón por la que, en algún área de tu vida, te encuentras estancado.
Es un pésimo consejero, y sin embargo, sigues prestándole atención y dejando que condicione tus pensamientos y tus decisiones.
El miedo cercena, limita, hostiga, acorrala. Nos coarta la libertad, permite que otros tengan poder sobre nuestra vida y nuestras actitudes, hacer que seamos personas más dubitativas e inseguras.
Identifica a qué le tienes miedo. Sepáralo en partes pequeñas (en especial, si te has dado cuenta que no es racional), analízalo detenidamente, mira a tu alrededor a otra gente que ha tenido éxito en situaciones similares. Si ellos pudieron salir victoriosos, ¡tú también eres capaz!
¿Cuántas cosas haces u omites hacer por miedo al resultado, al cambio, a las reacciones de los demás o a lo desconocido? Ten bien presente lo que lograrías si dejaras el miedo atrás y te adentraras en un terreno que tanto bien te hará. Es un paso saludable hacia tu bienestar general.
Creéme que puedes elegir, hoy mismo, dejar de actuar de cierta manera o tomar una decisión que has venido postergando. Tienes la posibilidad de elegir reemplazar el miedo por otra opción: valor, sinceridad, seguridad, deseo de progresar, establecimiento de límites… escoge tú cuál quieres que sea el denominador de lo que tanto deseas lograr, ¡y manos a la obra!
¿A qué quieres dejar de tenerle miedo hoy?
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