domingo, 22 de noviembre de 2009

El tiempo dedicado a tu rosa... (encontrándome con mi sexualidad)


Finalicé en estos días de dar unos talleres sobre sexualidad. Por un lado llama la atención, y por otro, también da temor. Es que la sexualidad es algó tan inherente a nuestra persona, que hablar de ella, es hablar de nosotros mismos, y eso es revelación. En torno a esta tema hay tantas posturas como es propio a nuestra condición humana de clasificar y catalogar todo, y no es mi intención aquí, ponerme a polemizar sobre ella.
Llevo ya unos cuatro años dándolos. Nacieron casi como de entrecasa, y ahora, están tomando una forma inesperada para mis expectativas. También se fueron haciendo con el aporte de quienes se involucraron conmigo en la propuesta, y hoy puedo ver plasmado lo que para mí,  fueron años de búsqueda.
Para cierre del taller, tomé un artículo llamado El sentido del amor, el cual se encuentra el libro del Dr. Luis G. Pareja Herrera, Viktor Frankl, comunicación y resistencia, quien analiza en su publicación la obra del creador de la Escuela de Logoterapia y Análisis Existencial.
Más allá de querer ser honesta sobre los autores de los cuales me nutro, lo atrayente de este taller, fue volver a confirmar la búsqueda esencial de toda persona. En el mismo se dice que el amor llega a ser genuinamente humano, cuando este proceso de sexualización, nos lleva hacia un tú, entrañablemente amado como persona, con su unidad, irrepetibilidad, irremplazabilidad y que en resumidas cuentas, es lo único que nos salva.
Quienes participaron en el taller, afirmaban y confirmaban, que ésta era su búsqueda. Se adentraron en él, para poder ver sus problemáticas, pero en definitiva, es el hecho de amar y ser amados como personas únicas, sigue siendo el anhelo fundamental.
Esto me llevo de nuevo a pensar en El Principito, ya que un niño, es quien cuestiona nuestro mundo adulto de personas grandes y serias. Mundo en el que hemos perdido la capacidad de crear lazos con otros, dedicarnos tiempos mutuos, decir lo que nos pasa, decir palabras....

Igualmente sigo confirmando, al igual que este niño, que el tiempo dedicado a tu rosa, que es única, irrepetible e irremplazable, es lo que la  hace valiosa, ya que su misión fue llevarnos a darnos cuenta de la capacidad de amar que llevamos dentro.

Moni

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