miércoles, 30 de marzo de 2011

Atravesando los miedos



El miedo es una emoción heredada del reino animal. Todos nacemos con ella, su función adaptativa es la de protegernos o proteger lo que amamos ante estímulos que percibimos como peligrosos, siendo en este sentido beneficioso tanto para la supervivencia del individuo como para la de la especie.

Fuimos creciendo y  el miedo se transformó en una emoción compleja que se entrelaza con la educación, los modelos, la cultura, etc., y que puede funcionar como obstáculo en el camino hacia nuestros objetivos.
¿A qué tenemos miedo?   a fracasar,  a las pérdidas,  a equivocarnos,  a las alturas,  a volar,  a no ser queridos,  a emprender algo nuevo,  a obtener un resultado diferente al imaginado,  a formar una pareja, al futuro, a la vida,  al éxito,  a la muerte…

Preguntémonos: ¿cuántas veces durante nuestra existencia hemos sentido miedo y hemos dejado de hacer cosas que podían ser importantes o trascendentes? ¿Qué precio hemos pagado por ello? ¿Cómo nos sentimos al comprobar que nos quedamos parados en la inacción? Pero gracias a la naturaleza dual de la cosas, muy probablemente también recordemos otras situaciones, aquellas que enfrentamos a pesar de nuestros miedos. ¿Cómo nos sentimos frente a esas otras experiencias? ¿Qué crédito nos dejaron? ¿Qué otras emociones asociadas aparecieron? ¿Cuál fue el impacto que tuvieron en nuestro crecimiento y en nuestra transformación personal?

Si el miedo nos tomó presos y se apoderó de nosotros es porque previamente uno o varios pensamientos negativos se instalaron y dan vueltas una y otra vez por nuestra mente. Lo importante es que somos dueños de nuestra mente y que entre todas las categorías de pensamiento podemos generar voluntariamente pensamientos funcionales que nos guíen hacia el movimiento y la acción.

Tomando conciencia del miedo, reconociéndolo, aceptándolo y abrazándolo como un mensajero aliado, podremos continuar con el paso siguiente: afrontar la realidad, canalizar ese miedo en acciones concretas que nos llevarán por el camino acertado, al lugar elegido, aún corriendo algunos riesgos.


El  desafío: atravesar los miedos para transformarlos en experiencias positivas de vida.



Mónica Lorenzo

domingo, 20 de marzo de 2011

La propia naturaleza

No es bueno llevar las cosas al extremo, preferible es dejar que sigan su curso natural.
Una espada que se afila constantemente, terminará por perder su filo.
Cuando el oro y el jade llenan una casa, nada hay que pueda protegerla.
La riqueza y el honor, con el orgullo traen la distrucción.
Realiza buenas obras y adquiere una reputación honorable, entonces, retirate, ese el Camino del Cielo.

jueves, 10 de marzo de 2011

Es hora de dar a tiempo para recibir

Es importante saber cuando podemos dar la atención y cuando necesitan atención.
A menudo nos sentimos inclinados a dar, dar, dar, sin pedir nada a cambio. Podemos pensar que esto es una muesta de heroísmo o de generosidad incluso.
Pero podría ser poco más una actitud orgurllosa que dice: "Yo no necesito la ayuda de los otros, solo quiero dar".
Cuando aguardamos dar sin recibir quemamos rapidamente ... hay un tiempo para dar y un tiempo para recibir.
Necesitamos tiempo igual para ambos, si queremos vivir una vida sana.
Henri Nowen
"Pan para el viaje"
Extraído de Paulo Cohelo, Blogs

sábado, 5 de marzo de 2011

ILUMINACION

¿Puedes mantener tu mente concentrada y libre de dispersiones?
¿Puedes regular tu respiración y tornarte tan suave y delicado como un niño?
¿Puedes superar todos los obstáculos, y luego de hacerlo, seguir estando libre de toda mácula?
¿Puedes amar la gente y gobernar un reino por medio de la no-acción?
¿Puedes abrir y cerrar las puertas de la Creación como lo hace la naturaleza femenina?
¿Puedes llegar a la iluminación y penetrar la esencia de todas las cosas, pero.... sin hacer uso del conocimiento? (1)

Lao Tse
Tao Tê King 
Cap. 10


( 1) Para conocer a Dios, debemos, ante todo, dejar a un lado el deseo por el conocimiento de las múltiples cosas que pueblan el universo. Dicho conocimiento no es más que un obstáculo en el Sendero, ya que, lejos de conectarnos con el Principio Eterno, nos une a lo efímero.