lunes, 31 de enero de 2011

Lo débil vence a lo fuerte

Aunque parezca extraño, las cosas más débiles del mundo, son las que terminan venciendo a las más fuertes.
Nada hay en el mundo que sea más suave y blando que el agua.
Sin embargo, ella siempre triunfa sobre los más duros obstáculos.
De igual modo, lo débil vence a lo fuerte, y lo blando a lo duro.
Esta es una verdad que todo el mundo conoce, pero que nadie practica.         
Por ello una antigua enseñanza dice:
"Aquel que soporte pacientemente todos los reproches de los habitantes de un país, se halla capacitado para gobernarlo, y aquel que carga sobre las espaldas todas las calamidades de un reino, está capacitado para regir el mundo entero".
Hay gran verdad en estas palabras, aunque parezcan paradójicas.

Lao Tse
Capítulo 78

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo               
no quieras con desgana  
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino

y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

(Mario Benedetti).

viernes, 21 de enero de 2011

Contra los vampiros de energía

Por Luza Alvarado



Entre mis propósitos de año nuevo está el de liberarme de las emociones negativas, tanto las aprendidas y practicadas durante años de manera inconsciente, como las que van surgiendo en el día a día.
Le conté a una amiga acerca de mi propósito y me mandó por correo el libro de Judith Orloff, La libertad emocional. El libro entero es muy interesante, pero hay un capítulo que llamó mucho mi atención. En él, la psiquiatra y autora del libro habla de los "vampiros de energía", es decir, aquellas personas que te chupan la vitalidad y bajan tu ánimo a tal grado que todo lo que haces después está inexplicablemente lleno de nubarrones y mal humor.
Orloff identifica a los vampiros más comunes, así como el "ajo" o el antídoto para usar cuando se presenten.
El culpabilizador. Este tipo de vampiro usa comparaciones y sarcasmos para hacernos sentir que somos una calamidad, un error de la naturaleza, un desastre en la vida. Estos son los que más daño nos hacen porque suelen ser más corrosivos en momentos críticos de la vida. Contra ellos hay que ser firmes y decir: "Cuando te expresas así, me lastimas. Detente, por favor".
El controlador. Todos tenemos uno en casa (o llevamos una vocecilla en nuestro interior que tiende a ser muy impertinente y) que nos arruina momentos de sencilla felicidad, simplemente porque sí. A este vampiro le encanta decirle a todo el mundo qué hacer y cómo hacerlo, pero su muy particular estilo tiende a ser de impositivo a dictatorial, con lo que genera un ánimo general de sujeción y mal humor. Orloff recomienda que nunca trates de controlar a un controlador. "Ponle un alto, pero no hagas un drama de ello. Simplemente habla de lo que necesitas y sigue con lo que estás haciendo. Por ejemplo: "Aprecio mucho tu consejo, pero esto lo quiero sacar adelante a mi modo". Y, por si las dudas, hay que decirlo varias veces, porque con esta especie de vampiros lo que mejor funciona es la repetición.
La "amiga". Este tipo de vampiro también se da entre los hombres, pero es más frecuente entre las mujeres debido al tipo de competencia malsana que algunas madres -sin muchos recursos emocionales- enseñaron a sus hijas. Este vampiro es bastante envidioso, su estrategia chupasangre es hacerte sentir menos para colocarse en un nivel "superior" frente a los demás. Contra este tipo de "amigas" no hay nada qué hacer, más que eliminarlas de nuestra vida. Según Orloff, lo que más disfruta esta persona es ver tu cara de sufrimiento o de terror, así que "si no tienes cómo sacarla de tu vida, tampoco reacciones ante sus agresiones", esto los neutraliza y los frustra, por lo que buscarán otra víctima. Visualiza una especie de escudo protector a tu alrededor, una especie de campo de fuerza en donde rebotan sus comentarios tóxicos y no te afectan. O como dicen en mi pueblo, "ponte el traje de buzo y que todo se te resbale".
El quejumbroso. Este es el tipo de vampiro que no está interesado en hablar de soluciones, lo único que quiere es captar tu atención para desahogarse, lo cual no sería un problema si tuvieran llenadera, pero estos vampiros no tienen límite, podrían pasar días hablando de lo mal que los ha tratado la vida. Esto se vuelve algo crónico, y la mala noticia es que con escucharlos no les estás ayudando en nada porque tampoco quieren tu ayuda ni tu consejo, sólo una oreja con patas. La solución está en ser amoroso y directo: "Te amo, pero si no me hablas de cómo estás solucionándolo, no tengo más que cinco minutos para escucharte".
El hablador cónico. Esta máquina de hablar quizás no sea una persona negativa en sí misma, pero require tanta atención que después de escucharla te deja agotado o con la sensación de haber corrido un maratón en el limbo. La solución es cortarlos y fingir algo impostergable: "Perdón que te interrumpa pero tengo que ir al baño urgentemente". No se trata de ser descortés; si esa persona tiene algo realmente importante que decirte, en los minutos que le queden contigo será breve y concreta.
¿Y tú, qué otros vampiros de energía conoces? ¿Cómo los combates?

Tai Chi, meditación en movimiento

 Por Luza Alvarado

Era una visión hipnótica, de esas que te atrapan en medio de la prisa y no puedes continuar tu camino. Era la primera vez que veía  un grupo de personas en un parque haciendo una especie de danza muy lenta, empujando metáforas en el aire con brazos, piernas y pulmones. Pregunté a otro transeunte de qué se trataba. "Es Tai chi", respondió.
En esos años, la oferta para aprender esta disciplina era muy escasa, sólo se sabía que era un arte marcial, que venía de China y que algo tenía que ver con la respiración. Sin embargo, recientemente en los gimnasios y escuelas ha aumentado la presencia del Tai Chi, casi al parejo del yoga. Y es que los beneficios que aporta son muchísimos más de los que se pensaban.
¿Qué es?
El Tai Chi Chuan nació en el siglo XVI como un arte marcial en la que no se toma la iniciativa para atacar, sino que se aprovecha la fuerza del oponente como defensa. Se fundamenta en una mezcla de filosofía taoísta con medicina tradicional china, integrando principios como la circulación del qi (chi, o energía vital), el entendimiento del yin y el yang, los meridianos de acupuntura y la ley de los cinco elementos. Entre sus principios están la fluidez, el control interno de la mente, el cuerpo y las emociones, la circularidad, el entendimiento del yin y el yang, lo suave vence a lo duro, la relajación y el vacío.
Gimnasia terapéutica
Según el conocimiento oriental, las enfermedades ocurren debido a bloqueos de energía, es decir, puntos al interior de nuestro cuerpo donde se acumula tensión que provoca desórdenes en células y tejidos. La salud puede restablecerse y conservarse con ayuda del Tai Chi, ya que la respiración profunda (a nivel abdominal), los movimientos suaves y continuos, así como la postura recta y sin tensión muscular hacen que estos bloqueos desaparezcan, devolviéndole al cuerpo un flujo correcto de energía.
Todo esto parecería un discurso "new age", pero está muy lejos de serlo. Gracias a la investigación de importantes universidades, la ciencia médica está incorporando la práctica del Tai Chi a su terapéutica, ya que se han hecho cientos de estudios para entender de dónde provienen sus beneficios y cómo se aplican a ciertas dolencias comunes, por ejemplo:
- Se ha comprobado que el Tai Chi agudiza la concentración sin forzar las células cerebrales, por lo que se tonifica el sistema nervioso, se elimina el insomnio y se mejora la memoria.
- Es uno de los ejercicios recomendados para gente con problemas cardiovasculares, ya que los ciclos respiratorios que se usan durante la práctica, mejoran la oxigenación de la sangre y producen cambios de presión dentro del tórax, estimulando la correcta circulación coronaria.
- La técnica de respiración es suave y profunda, por lo que el aire llena los pulmones y drena las vías respiratorias, ayudando a aliviar el asma bronquial, sinusitis, alergias, gripes. Este tipo de respiración ejerce movimientos hasta el abdomen, con lo que se da un masaje de órganos que ponen al día al aparato digestivo, irrigándolo y drenándolo adecuadamente.
- Al trabajar con rotaciones y sin rigidez, el Tai Chi libera contracciones musculares, lo que deriva en flexibilidad mental y relajación general, propiciando un buen funcionamiento de todas las glándulas del cuerpo, un estado de ánimo más sereno, una mente más adaptable y segura de poder responder sin tensión a los retos diarios.
Meditación en movimiento
Lo que siempre ha llamado mi atención es la similitud del Tai Chi con la danza. La gente se mueve como si estuviese en el agua, utilizando la resistencia que le ofrece el aire para representar formas y expresar una gama muy amplia de emociones, pero en total relajación, con calma y soltura, como si mantuviesen un diálogo sin palabras.
Contrario a los principios de competitividad, fuerza, repetición y tensiones de las prácticas físicas en occidente (cuerpos combatientes, sudorosos, ruidosos, estresados), el Tai Chi es un ejercicio que permite unificar mente, cuerpo y espíritu mientras se resignifican valores como estos:
- Lentitud: la velocidad no es tan importante como la precisión, la concentración y la paciencia.
- Suavidad: lo suave vence a lo duro, una planta flexible soporta el temporal, mientras que un árbol rígido se quiebra.
- Fluidez: no hay cortes, no hay capítulos, el movimiento fluye libremente.
- Unidad: aunque se mueva un solo dedo, todo el cuerpo se mueve con él.
- Correspondencia: los movimientos están naturalmente coordinados, brazos y piernas oscilan de manera armoniosa.
- Circularidad: no hay ángulos ni aristas, se buscan formas curvas.
- Gravidez: hacer tierra, enraizarse, mantener el centro de gravedad bajo y equilibrado; somos más fáciles de derribar mientras más erguidos estemos y más juntos tengamos los pies; posturas bajas, raíces profundas y cuerpos estables.
- Vacío (köng): suspender los pensamientos, las emociones, los juicios, sostenerse en el presente a plena conciencia, sin "ruido" interior que ponga obstáculos al flujo de la vitalidad.
No cabe duda que el Tai Chi tiene mucho qué aportar a nuestro acelerado ritmo de vida, como salud, bienestar espiritual, seguridad en sí mismo, serenidad y flexibilidad. Lo mejor: siglos de práctica en oriente y cientos de estudios en occidente lo respaldan.

martes, 18 de enero de 2011

EN LAS TRES REJAS

El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa y le dice:
Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia ...
Espera! - lo interrumpió el filósofo-. Hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
Las tres rejas? -preguntó su discípulo-  Si.  La primera es la verdad.
Estás seguro de lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
No. Lo oí comentar a unos vecinos ...
Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad.
Eso que deseas decirme, es bueno para alguien?
No, en realidad, no. Al contrario ...                                                                    
Ah, vaya! ... La última reja es la necesidad.
Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
A decir verdad,  no.
Entonces, -dijo sonriendo- si no es verdad, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido 

lunes, 17 de enero de 2011

CEBOLLAS


Un hombre carente del sentido del olfato se durmió en medio de una plantación de cebollas. Vestía una espléndida túnica.
Cuando despertó, las personas huían de él en todas direcciones.
-¡Qué triste y solitario es el destino del esteta!- Se lamentó. Por falta de sensibilidad visual todas estas gentes se quedan sin gozar del espectáculo de la belleza.


El monasterio mágico
Idries Shah 

domingo, 16 de enero de 2011

Todos los días un poco



Si una estrella más cayó
este cielo llora
si nadie reclama luna y luz
este mar ya se secó.
                                
Si un beso es uno más
esta boca espera
si una campana no suena
el silencio se durmió.

Llaman y llaman
las flores al sol
juegan y juegan
todos los días al amor 
si no me llamás
como hace la flor
te iré olvidando
todos los días un poco






Si otro rbol desnudó
el verano muere
si nadie le exige al viento
esta nube aquí paro.

Si un año más pasó
la vida es más corta
si no sacudes al tiempo
ni un intento queda en vos.

Llaman y llaman
las flores al sol
juegan y juegan
todos los días al amor
si no me llamas
como hace la flor
te iré olvidando
todos los días un poco.




León Gieco

martes, 4 de enero de 2011

Te quiero

En mayor o menor medida, pienso que a la mayoría nos cuesta expresar lo que sentimos a las personas que nos rodean o, por lo menos, a algún ser en especial.
Tomamos a familiares, amigos, pareja, vecinos por sentado, creyendo que ya sobreentienden lo que nos une a ellos. Pero considero que no alcanza y que, en muchos momentos, estas dos palabras, dichas desde el corazón, pueden derribar muros, generar sonrisas, curar heridas, demostrar apoyo incondicional…
Abrir el corazón a los sentimientos y verbalizar nuestras emociones nos permite relajarnos y entablar relaciones más cercanas con los demás. Sincerarnos con nosotros mismos y asumir lo que nos sucede internamente con alguna persona puede funcionar como un bálsamo en esos momentos en los que sentimos cierta soledad y, además, afianzar nuestros vínculos.
Admito que yo tampoco tengo el “te quiero” tan fácil como desearía, en todas las situaciones que me gustaría decirlo o en aquellas en las que realmente, esas palabras harían una diferencia. Otras veces brotan a borbotones, en especial, en compañía de niños. ¿Será que delante de ellos nos abrimos más fácilmente o dejamos nuestros pruritos y trabas a un lado?
Te propongo, entonces, que en este momento pienses en alguien a quien te gustaría decirle: “te quiero”. Tal vez esté cerca, quizá no se encuentre ya entre nosotros o le hayas perdido el rastro hace bastante tiempo. Mediante un mensaje, un mail, un llamado o solo con el pensamiento, estoy segura de que la recepción al mensaje te sorprenderá.
¿A quién te gustaría decirle “te quiero” hoy?

Del blog "Mejora Emocional" de Merlina Meller